viernes, 21 de septiembre de 2012

Bicentenario de la "desobediencia" que salvó a la Revolución

Este 24 de setiembre se cumplirán 200 años de una batalla clave para las
provincias del N-O argentino, y también para el éxito de las ideas de Mayo.

Como vimos en la nota anterior, luego del Éxodo, el deshilachado Ejército
que comandaba Belgrano recibe la orden de "bajar" hasta Córdoba. Las
órdenes del Triunvirato eran terminantes, y serían ratificadas.

En esta nota estudiaremos los antecedentes, la previa de la batalla, y ésta
en sí. Una mirada a las cartas posteriores a la victoria, y al fin, las conclusiones.

Tras la sucesión de derrotas que comenzaron con el "desastre de Hauqui "
(para nosotros) o "Yuraicaragua del Desaguadero" (para los altoperuanos)
el Ejército del Norte emprende el retorno, con los realistas a prudente dis-
tancia, persiguiéndolos para aniquilarlos.

En ese contexto se produce el "Éxodo" como vimos. Uno de los actores
principales de la futura gran batalla, fue Eustoquio Díaz Vélez ,y su facción
de "irregulares" -reclutados en pueblos y en la campiña- a los que la Historia
conoce como "Los Decididos". (Eustaquio para los porteños, ver  imagen 2)

Pio Tristán envió una avanzada, al comando del Coronel Huizi, para hostigar
al ejército patriota en retirada, por lo que Díaz Vélez y sus hombres pidieron
para retomar al Norte y presentarles batalla.(1)

A orillas del río  homónimo ,"Las Piedras" (3 de setiembre de 1812) fue la
primera señal, desdeñada por el peruano Tristán, al servicio de la Corona.
Allí cayó prisionero Huizi, que nunca pensó que le irían a oponer resistencia.

Belgrano se detuvo en Tucumán, donde recibió todas las atenciones de la pode-
rosa familia Aráoz, cuya inercia fue significativa en la decisión del gran patriota
de no continuar  hasta "la Docta".

En efecto, bien asesorado por los baqueanos, sabía que de hacerlo, los realistas
podrían esquivarlo y llegar antes. He aquí otra virtud de Manuel José Joaquín
del Corazón de Jesús .. sabía escuchar.

Recordemos que la madre de Eustoquio era una Aráoz, y no pocos historiado-
res hacen hincapié en un amor prohibido que al apasionado General desvelaba.

Los tiempos se iban acortando, y maduraba la idea de hacerle frente al impre-
sionate escuadrón realista.

Aráoz le presentó a un pariente militar con el que comenzó a planear la desigual
contienda. Su nombre : Teniente Gregorio Aráoz de Lamadrid. Envió la carta a
Bs.As. comunicando sus preferencias, aún a sabiendas de lo que le iba a respon-
der el Triunvirato. El todavía oscuro secretario Rivadavia le respondió con énfa-
sis que debía obedecer la orden ya dada, pero esta respuesta llegó luego de la
Batalla que nos ocupa.

Antes de analizar la batalla y los preparativos, queremos destacar que Tucumán
2

y Salta fueron las dos únicas batallas contra el ejército realista libradas en
territorio argentino. Una parte de los relatos que a continuación trancribire-
mos, son autoría del futuro Gral. Paz (el "Manco" Paz) citadas por el portal
del Instituto Belgraniano ( manuelbelgrano.gov.ar) que asegura que si Belgra-
no obedecía al Triunvirato, se perdía las provincias del N y la suerte de la
Revolución hubiese quedado sepultada.

"Jamás desesperó de la salud de la Patria"- dice Paz- el valor de Belgrano
se reflejaba en su actitud " siempre en el sentido de avanzar sobre el enemi-
go, de perseguirlo. Y si éste era el perseguidor, hacer un alto y enfrentarlo".

EL LUGAR

El "Campo de las Carreras" era un extenso potrero situado en el entonces
Sud Oeste de la población de Tucumán. Hoy en día totalmente poblado y
delimitado por avenidas, aunque se puede apreciar el declive natural del
terreno.

Los habitantes del pueblo asistían a él los días festivos, y en algunas oca-
siones sivió de hiporrecta para cuadreras. En total, el "damero" de la ciudad
ocupaba 81 manzanas nomás, por lo que quedaba fuera del ejido.

El Ejército del Norte se colocó del modo usual en las batallas de la época,
esto es, se colocaba a la caballería en las dos alas (extremos) para evitar ma-
niobras de flanqueamiento que el enemigo pudiese intentar.

En el medio se colocaba la infantería. El ala derecha de los patriotas estaba
conformada por la caballería gaucha salteño-tucumana ("los Decididos") y
por los "Dragones del Perú" ,al comando del Tte. Coronel Juan Ramón  Bal-
carce. Aproximadamente unos 250 hombres.

Mirando al sur, se encolumnaron tres escuadrones de infantería, de unos 250
hombres cada una. La primera, "los Cazadores" tenía como voz de mando al
mayor Carlos Forest (el de la avenida en el barrio de Chacarita, sí)

A continuación, el Batallón Nº 6 de Infantería, al comando del Tte. Coronel
Ignacio Warnes (¡otra avenida de Bs.As.! Ahora ya sabés por quien)

Cerraba la formación, el Batallón de Castas (o de Pardos y Morenos) que
obedecía al Tte. Coronel José Superí. Por si no entendiste, era el batallón
integrado por gente "de color" o sea los de piel morena. Ëste era el orden
castrense heredado de los españoles, no existía la palabra "racismo". Los
 negros combatían por separado.

La restante milicia de caballería, cuidaba a éstos, con unos 250 jinetes al
comando del Tte. Coronel José Bernaides Polledo (patriota nacido en Gali-
cia, veterano del Ejército del Norte, que moriría en Valparaíso ocho años
después).Nuestro General se situó en el ala izquierda.

Tal vez la más polémica de las decisiones de Belgrano estuvieron en el empla-
zamiento de la artillería. "Desatendida por el ejército patriota" -al decir de un
historiador.

En defensa del héroe de Tucumán, debemos decir que los cañones eran bien
escasos. Había que decidir si se los llevaba a todos al "Campo de las Carreras"
o si se dejaba unos cuantos, estratégicamente colocados en la ciudad, por si
un escuadrón rival burlaba la contienda y se dirigiese directo a la plaza.

Dice el entonces Teniente José María Paz en sus memorias "En los planes del
General estaba cuidar la plaza, dar batallas a las orillas de la ciudad" es decir,
cuidar al resto de la población. Como podemos ver, ningún detalle escapó a
su genial orden.

Se fosearon los bocacalles de la plaza, quedando la artillería al comando de
don Benito Martínez, contando con un total de " entre treinta y cuarenta hom-
brs. los menos útiles. No servirían para una defensa, pero era para conservar
el punto mientras se decidía". Ésta es la causa de la pobre cantidad de cañones
en el campo de batalla, que algunos calculan en menor a la media docena.

"A contrapelo de lo que era usual en la época, se desperdició el uso de un ar-
ma formidable, al intercalar los cañones, y no concentrar todo el poder de fue-
go en una sola batería" -dictaminaron los especialistas en estrategias. Nos ima-
ginamos las arduas discusiones de Belgrano con sus adláteres por este tema.

Un ilustre estaba al mando de la artillería. Como Comandante General  de la
fuerza, Belgrano contaba con el Barón Eduardo Wenceslao K. de Holmberg,
uno de los cuatro genios militares llegados al país en la fragata "George Canning"
-los otros tres eran San Martín, Alvear y Zapiola- y futuro abuelo del naturalista
germano-argentino E. Ladislao Holmberg. (narra el sitio revistacriterio.com.ar)

Un veterano de las guerras napoleónicas al cual los especialistas en estrategias
nunca le perdonaron "el inútil despliegue de los cañones". Se dice, el Barón tuvo
oportunidades de presenciar los estragos provocados por la artillería francesa,
concentrada en una sola boca de fuego. Olvidaron que el que decidía era Belgra-
no, y parece que tanto no se equivocó...

El Tte. Cnel. Manuel Dorrego. estaba al frente de los 200 infantes de reserva,
un disímil "piquete extraído de otros cuerpos" que esperaba la orden para entrar
en acción. Por supuesto que también se dejó dos pequeñas partidas de caballería
de reserva. Una detrás del ala derecha. Y una de milicianos de Santiago del Este-
ro en el ala izquierda, o sea a las espaldas del Gral. Belgrano. Nada librado al
azar. El ilustre prócer aprendía de cada derrota.

Todo estaba listo, pues como era lógico, se creía que los realistas entrarían por el
norte. Pero hacia las 8 de la mañana, se supo que el enemigo había avanzado de-
jando hacia la izquierda el acceso principal, esquivando la ciudad, dirigiéndose ha-
cia el cenagoso arroyo Manantiales,una legua y media al Sud- Oeste de la ciudad.

Dice Paz "Buscaba así colocarse en nuestra retaguardia, la que pensaba cortar"
Esto significa que el Gral. Belgrano tuvo que contramarchar (sin perder el orden).

Nótese que durante la noche anterior (23 de setiembre) las tropas de Pio Tristán
habían acampado en "Los Nogales", sobre el "Camino de las Postas" (aledaña a
la actual Ruta 9) porque al descubrir que su antiguo compañero de estudios -en
Madrid- se había atrincherado en Tucumán, Tristán decidió no enfrentarlo sino
rodearlo, confiado en una pronta rendición.

Llegado el día, al fin tomó el "Camino del Perú" -inmediaciones de lo que hoy es
Tafí Vejo- sendero que pasaba por el Oeste de Tucumán, para cruzar el puente
sobre el "Manantiales" que entonces existía, para  atacar a San Miguel de Tucu-
mán desde el sur.

Confiado en que Belgrano lo seguiría esperando en el norte... de sorprende-
dor pasó a sorprendido. Llevado forzosamente al "Campo de las Carreras", se
encontró con un enemigo extra imprevisto: una plaga de langostas de las tantas
que había, mas ¿tenía que suceder justo allí y en ese momento?

El accionar de "los Decididos" hizo honor a su nombre. El arrojo de estos im-
provisados milicianos, con armas poco convencionales - ataron sus cuchillos
a la punta de largas cañas- le dió empuje al resto, que nunca tuvo en cuenta
la inferioridad numérica de nuestros patriotas.

"La izquierda y el centro enemigo fueron arrollados" -dice Paz. En cambio,
"nuestra izquierda fue rechazada y perdió terreno entre el desorden".
El Coronel Seguí estaba virtualmente prisionero de una partida enemiga.
"Una (partida) de las nuestras los batió y recuperó" -relata Paz.

"El enemigo, por consecuencia de la (suerte) diversa del resultado del
combate en sus dos alas, se vió fraccionado, a lo que siguió una confusión"
analiza Manuel Lizondo Borda en  "Tucumán, la batalla del pueblo" (2)

Las cifras son elocuentes. El ejército realista estaba conformado por unos
3.200 hombres, Belgrano contaba con 1.500 contando todas las huestes.

También abundan los supuestos, como no podría ser otra cosa, tratándose
de argentinos. Se dice que la caballería tarijeña, punta de lanza de "los De-
cididos" de Díaz Vélez, llegó al otro lado del ejército usurpador , la retaguar-
dia, sin que le hayan opuesto resistencia. "Es imposible saber que efecto hubie-
ra causado el cargar nuevamente desde esa inmejorable posición, en un movi-
miento de4 pinzas, pero no olvidemos que estamos hablando de una caballe-
ría compuesta en general por hombres de campo y voluntarios, ignorantes
de la disciplina militar".

Hay otros detalles más, como la picardía de Lamadrid de incendiar los cam-
pos, para espantar a las langostas, y de paso, por acción del viento, confun-
dir a los realistas. Lamadrid conocía al dedillo el terreno por residir en las
cercanías. No obstante, no abundaremos en más detalles. Quienes quieran
leer el parte entero del General al Triunvirato, pueden dirigirse al sitio
 "portaldesalta.gov.ar" y el programa de actos conmemorativos de la
batalla se halla fácil en "elsigloweb.com" portal de noticias de Tucumán.

Al entrar a Tucumán, unos meses atrás, lo esperaban 400 maltrechos solda-
dos y la voluntad de Balcarce, nada más. Lo que hizo Belgrano es una obra
ciclópea. Organizarlos, adiestrarlos, munirlos de armas (o seudo-armas), cu-
rarlos, moralizarlos, alimentarlos...la excusa perfecta para desobedecer le
llegó una mañana. Recibió a una comitiva , integrada por el canónigo Dr. Pe-
dro Miguel Aráoz, Rudencindo Alvarado y Bernabé Aráoz, que le prometió
apoyo irrestricto de todo el pueblo tucumano, si se quedaba a enfrentar al
Brigadier Tristán.

 CONCLUSIONES

Luego vendría el correspondiente tributo del General a la "Virgen de la Merced"
a quien la sabiduría popular atribuye el "milagro" de la victoria.

A grandes rasgos, hemos hecho un pantallazo de una batalla, que dicho sea de pa-
so, no se puede desligar a la que le sucedería, la de Salta, a inicios del año si-
guiente. Lo que queremos resaltar de esta batalla, que aún no cuenta con un
monumento (sólo la maqueta que mostramos mas arriba) amén de un monolito,
muy valorado por los tucumanos, es que aquel Belgrano bisoño de la campaña
al Paraguay, había mutado en éste, un Belgrano pulcro, estratega, que le agregó
a su incomensurable valor y audacia, una osadía, una obstinación, un sano orgu-
llo de saber que toda una Revolución se jugaba la suerte en un choque, y ni
aún así, perdío la humildad y el norte de  altos objetivos que convergían en
uno y cada uno de los movimientos de los hombres de la Revolución.

De ahí al respeto, al amor, a la idolatría que sienten los habitantes del
Norte argentino por aquel General que nos legó la bandera, tres victorias
militares, cuatro escuelas, varias bibliotecas ,etc. pero que cuando murió
debieron recurrir al mármol de una mesada, para que con monedas de
una "vaquita" entre parientes y amigos, el artista grabara "Aquí yace el
General Belgrano"....nada más.





BIBLIOGRAFÍA

Nota basada en ídem del Instituto Belgraniano (manuelbelgrano.gov.ar)
     sobre el tema "Batalla de Tucumán".

(1) Juan Pablo Bustos Thames en nota conmemorativa de "elsigloweb.com"

(2) Lizondo Borda, Manuel en "Manuel Belgrano, los ideales de la patria"
      Instituto Belgraniano Nacional, Buenos Aires, 1995.

IMÁGENES

     - Cuadro de la Batalla de Tucumán, reproducido por  "Todo-noticias.com"
                                                            el original está en el Complejo Museo-
                                                             gráfico Enrique Udaondo en Luján.
                                                             Bs.As.

       -Cuadro de Díaz Vlélez y el de la Batalla de Tucumán en sepia, extraidos
                                                             de "portaldesalta.gov.ar"


     - Imagen de la medalla conmemorativa de la Batalla, de "manuelbelgrano.gov.ar"

     -  Belgrano ofrendando su victoria a la Virgen de la Merced, imagen reproducida
                                                               de "eldiario24.com"

     - Armas utilizadas en los años 1800... del portal "educasitios2009.educ.ar"

    -  Maqueta del monumento a la Batalla de Tucumán, de "eldiario24.com" sobre
                                                                  una imagen de U.N.T.



























































































































































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